martes, 23 de mayo de 2017

El día que perdí la cordura...


Uno simplemente no puede empezar a hablar de depresión y luego dejar el tema abandonado, me disculpo por eso. Me hicieron creer que hablar sobre el tema solo abría mis propias heridas en lugar de cerrarlas; cuando en realidad, era que mientras yo hablaba sobre el tema, ellos se miraban al espejo y se avergonzaban de sí mismos, de mi. De la realidad. Así que estoy de regreso, haciendo catarsis con ustedes.



¿Cómo están? ¿Qué ha pasado?, ¿Cómo se han sentido?... ¿Siguen todos aquí conmigo, dando la lucha?. 

Pues mi carga no se ha alivianado, sigo teniendo días grises y noches de sueño interrumpido por pesadillas agobiantes. Sigo queriendo desaparecer en ocasiones, pero sigo acá, avanzando poco a poco y con pasos no tan seguros, pero voy. Hoy estoy, aunque debo confesar, que tengo varias semanas ya de estar caminando sobre cristales rotos. Me ha costado más que nunca sobrevivir. 

Hace un par de semanas perdí al cordura, y no voy a justificarme porque simplemente no hay razón alguna para lastimar a otros emocionalmente, ni mucho menos físicamente. Yo, solo puedo decir que hay que saber cuando irse, cuando recoger los pedazos del alma, guardarlos en una bolsa y llevárnoslos a otro sitio; y no exponernos más a situaciones de riesgo. Levantar la cabeza y dar la batalla por terminada. Sacar la bandera blanca y llevarnos al menos nuestra dignidad. 

Quienes tenemos situaciones particulares, ya sea emocionales o mentales debemos tener mucho cuidado en cómo vivimos nuestras vidas y con quien la compartimos. Evidentemente somos mucho más vulnerables y atraeremos con mucha más facilidad a quienes se alimentan de nuestras debilidades; a otros como nosotros; por eso nos toca trabajar más, estar alertas,  identificar y protegernos. Tenemos suficiente con nuestra propia pena.

 
 



A mi me cuesta darme por vencida. Mis amigos dicen que soy una bretedora incansable que simplemente sigue y sigue hasta conseguir lo que quiere, yo digo que 
soy testaruda. 








El día que perdí al cordura aprendí tanto de mí misma que me asustó.  Pude ver hasta donde puedo llegar y dónde jamás quiero regresar. Aún tengo vergüenza, pero toca asumir toda esa emoción y transformarla en responsabilidad. Me hago responsable por lo que hice y me disculpo con mi ser completo. 

Perdí la cordura, entre tanto dolor y tanta indiferencia se me nubló la vista, alejé a mis amigos y me aislé, me encerré en si misma y me ahogué (o traté de hacerlo), me fui cargando de negatividad y sin tener como sacarla de mi ser, se me fue opacando la mirada y resecando la piel... hasta que un domingo cualquiera estallé; y nada justifica eso. Nuestra lucha es nuestra y tenemos que aprender a llevarla nosotros, no es tarea de nadie más. 

Hoy, luego de semanas de estar sumergida en aguas estancadas, de no dormir, de sentir tanta presión en el pecho que hasta me cuesta respirar; hoy logro salir a flote por primera vez. 

Bienvenidos al primer día después de mi peor crisis!
Que este sea tu primer día también...




Intracepcion: "Aquellos que procesan el mundo a través de sentimientos y emociones"
Término desarrolaldo por H A Murray