viernes, 16 de septiembre de 2016

Nadie escribe en los días buenos


Si están leyendo esto con el morbo de los detalles de los intentos de suicidio, lamento desilusionarlos, mi historia y las de las personas con depresión no la definen nuestros momentos de crisis, sino nuestros logros. Superarlos, vivir un día más para contar el cuento, en muchos casos en silencio, estigmatizados, acorralados, acusados de herejes e infieles y sin tratamiento alguno; esa es la verdadera historia que vale la pena contar.

Me abrí al mundo por varias razones, y aunque algunas eran altruistas,  la realidad es que la principal fue para pedir ayuda en un momento de crisis. No soy más fuerte que nadie. Yo también necesito palabras de aliento. 



Como dice mi amiga "H" (no la nombro por respeto a su privacidad); hay días buenos y días malos; yo creo que ambos hay que aprender a sobrevivirlos de igual forma. Los malos porque parecen ser eternos; y los buenos porque da miedo perderlos y al vivir con miedo uno se pasa  más tiempo preocupado por cuanto durarán, que disfrutándolos.

En mi caso; dice mi siquiatra, son las crisis amorosas las me llevan al peor de los límites, son los abandonos, las traiciones; dice que debe estar relacionado con mi niñez, pero aún trabajamos  en saber el porqué. Para otras personas serán los fracasos profesionales, la  ausencia de metas, problemas familiares o nada, es que no siempre hay una razón, si la hubiera quizás sería más sencillo solucionar el problema, pero como lo es todo, o es nada, se hace difícil; mas bien imposible, luchar contra un fantasma invisible.


Me casé a los 10 meses de jalar cuando tenía 21 años; y por supuesto juré que duraría por siempre; me divorcié a los 26. A esa edad me volví a reecontrar con mi primer amor, poco a poco, tratando de disfrutar cada segundo, solo para que la muerte me lo arrebatara sin aviso. No quiero lástima, todos tenemos historias y a cada uno nos afectan de manera distinta. Pero para mi, esos son algunos ejemplos de mis bajos más bajos, mis momentos más débiles, mis pérdidas más significativas. Han habido otras en las que he perdido mucho más que la ilusión, la salud o la energía; pero sigo en pie de lucha.



Este momento es para mi época de crisis; muchas cosas han sucedido en los últimos meses que me obligan a reinventarme a la patada, de una vez y sin derecho a cuestionarme nada.

Me cuesta levantarme en las mañanas.

A la fuerza me obligo a llamar a mis amigos, a mantenerme ocupada, busco actividades complejas y difíciles de hacer;  entre más tiempo dure en resolver los problemas de otros, menos tiempo tengo para pensar en los propios. Sin embargo, eso no ayuda en nada, eso aún deja las noches, los ratitos en el carro, las salas de espera, los amaneceres con frío. 

Me dijeron que puedo considerarme una sobreviviente, y yo pensé ¿hasta cuando? ¿por cuánto tiempo?, ¿No somos todos sobrevivientes hasta el día en que ya no? Que sobreviva hoy, no significa que lo lograré mañana. Por eso es que solo queda seguir intentándolo, así de simple me ha tocado responderle a algunas de las personas que me han escrito... "Si aún estamos aquí, es porque somos de los fuertes".

Una muchacha me escribió que había tomado la decisión de acabar con todo, que hasta fecha tenía cuando se encontró con mi blog. No la conozco, quizás nunca lo haré, lo único que puedo decirle es que se mantenga fuerte, que yo prometo dar la lucha todos los días y tomarla de la mano a la distancia para que juntas hagamos lo posible por mantenernos en pie. Primero hoy, despues mañana. 

Me preocupa un poco que la gente me pregunté qué he hecho, cada historia es tan diferente, como cada mente es distinta; yo no tengo respuestas, porque yo aún me estoy conociendo. Sigo perdiendo gente cercana cuando les hablo sobre esto, siguen sin entender y se alejan y me señalan  y me vuelven a abandonar porque les da miedo que finalmente algún día me decida a acabar con todo y que ellos se vean de alguna forma involucrados o culpados.

Lo único que puedo decirle a esas madres con hijos al borde del precipicio, es que los tomen de la mano, que los escuchen y que no los juzguen, nadie quiere sentirse mal, pero lamentablemente no hay un switch para apagar la mente. Yo tamién tengo días sumamente malos... 
Hoy me costó abrir los ojos más que ayer, entonces me puse las tenis y me fui a correr. 


Yo no he ganado la batalla, pero claramente tampoco la he perdido de manera definitiva, en mis días malos aún me cuesta levantarme en las mañanas y conciliar el sueño por las noches. A veces lloro desconsoladamente y por lo general me siento terriblemente perdida. El asunto es, que sea un día bueno o un día no tan bueno, la vida continúa; mi hija igual debe ir a la escuela, el trabajo no espera, el perro y el gato deben alimentarse, la casa debe limpiarse y así con la eterna lista de cosas que hacemos todos, día a día.

No es verdad que la depresión sea una enfermedad "clasista" como leí en uno de los comentarios en una de las notas que publicó un periódico. Que la gente con más necesidades económicas "no tiene tiempo para deprimirse" decían. Yo tampoco tengo tiempo; debo hacer mil cosas al día y las hago, eso no significa que no tenga una lucha interna, sobre mis motivaciones, sobre el porqué, sobre si debo si quiera intentarlo.

De las cosas que he leído en las pasadas semanas lo que más me impacta son la cantidad de personas que no tienen con quien hablar, que se sienten tan solas y desconsoladas porque su familia o amigos se rehúsan a darles el apoyo que necesitan o siquiera a escucharles. ¿A dónde ha llegado nuestra empatía como seres humanos que no podemos ni siquiera intentar ponernos en los zapatos del otro? Hay muchas cosas que no entiendo, y el campo de la medicina me es totalmente desconocido, pero eso no significa que no pueda tratar de entender cuando una persona enferma me diga; "me siento mal y necesito ayuda".

Aunque hoy quizás no sea uno de mis mejores días, sigo acá abriendo mi corazón para tratar de sanar las heridas y callar mi mente. 


Hoy me ha costado hacer todo un poco más que ayer, pero igual lo hago y le agrego una sonrisa para tratar de engañar al cerebro.  


Cada día es una bendición y cada momento, una experiencia 



viernes, 2 de septiembre de 2016

Esto no me va a vencer!




Quisiera empezar por disculparme con las personas a las que no consulté antes de publicar este blog. No le consulté a mi familia, a mis amigas o mi expareja, y por eso me disculpo. Yo sé que algunos de ustedes odian ser cuestionados y odian verse en el escrutinio público. Lo lamento. He escrito muchas veces en este blog... pero este tuvo un eco inesperado. 
 
Asumo la responsabilidad porque sé que eso significa que en algunos casos las cosas cambiarán entre nosotros para bien; aunque en otros casos, la relación terminará de manera definitiva,  pero quiero decirles seres queridos que hicimos algo bueno. Cientos de personas me han contactado para dar su apoyo y cientos más han encontrado en mi realidad de vida un espejo para la propia. No estamos solos. 

 Gracias a todos los que se han acercado, incluso cuando tenemos años de no vernos, gracias por su interés y por estar pendientes. Espero que todos hayamos aprendido algo y podamos ayudar a alguien que lo necesite.  
 
Existe la depresión causada por un evento en particular, que llega ataca y puede desaparecer y también está la depresión extrema, clínica, que la causa nada o la causa todo. La que se caracteriza por la falta de interés. 

 Para quienes siguen sin entender solo me queda decirles que Dios está en mi vida, Él me ayuda todos los días a levantarme a hacer las cosas con una sonrisa, a trabajar y también me ayudó a encontrar una excelente siquiatra. La espiritualidad es básica y sumamente importante en este proceso, pero si alguien en sus vidas tiene una depresión extrema, ayúdenlo en su encuentro con Dios y también ayúdenlo a encontrar ayuda médica. No le dejemos todo el trabajo a Dios, hagamos nuestra parte.
"A Dios rogando y con el mazo dando".

 Les tengo una pregunta; ¿si alguna persona que ustedes conocen les dice que tiene síntomas de alguna enfermedad crónica, lo mandarían a la Iglesia o a ver a un doctor? La depresión es una enfermedad, debe ser tratada. La espiritualidad es sumamente importante, ayuda a perdonarse y en algunos casos hasta a sanar… pero es muy difícil que una funcione sin la otra. Eso es todo, lo demás queda de su lado. Su apoyo puede salvar vidas.

A los medios de comunicación que me han contactado; gracias, pero no gracias. Esto es una realidad de vida para millones de personas. Si quieren hablar con alguien, busquen datos, estadísticas, hablen con expertos, y si después de eso necesitan un testimonio positivo, ahí si pueden contar conmigo, pero no a manera de chisme o escándalo. Mi vida no es un circo. Hice lo que hice porque sentí que era el momento de abrirme, para ayudar a otros, pero también para ayudarme a mí misma.  

Yo soy una persona totalmente funcional y la lucha en mi mente no afecta hoy mi vida de manera significativa, eso; gracias a que mis grupos de apoyo han entendido que no se trata de ir a ver personas en peores situaciones que la propia para “ser agradecido” y “dejar de sufrir por nada”. Han entendido que mi relación con Dios es una buena, cercana y sana. Porque no me juzgan y me ayudan a estar mejor.  A ellos debo agradecerles por tanta buena vibra.


 A ustedes quienes buscan hoy ayuda, les digo que sí se puede; si se sienten solos y no creen que sus personas cercanas entiendan lo que les está pasando hay grupos de apoyo ahí afuera (voy a ponerles acá los números de contacto). En mi caso la buena alimentación, el ejercicio, la ayuda médica, la espiritualidad y la meditación han sido claves. 

En los últimos meses aparte de mi tratamiento médico, hago ejercicios 3 veces por semana, como menos grasa, no como carne ni embutidos, como muchas frutas y verduras y debo agradecer de corazón a la gente de la Fundación El Arte de Vivir , quienes me han ayudado con técnicas de respiración y meditación lo que me permiten encontrar la felicidad y vivir con una sonrisa. 

Haré hasta lo imposible por responder todos y cada uno de los mensajes que me han enviado. Agradezco sus muestras de apoyo y por favor, quienes sufren de depresión recuerden que sí se puede salir adelante, día a día, poco a poco; pero se puede. No todo está perdido. 






Para quienes andan en busca de la felicidad, métodos de respiración, meditación para aprender a callar la mente y vivir en el momento presente, les recomiendo la Fundación El Arte de Vivir. Tel: 8801-1515   http://www.artofliving.org/cr-es costarica@elartedevivir.org 


Para ayuda en prevención del Suicidio: 
Fundación Rescatando Vidas: 2273-0381 / 8785-5753
Asociación Costarricense de Estudio y Prevención del Suicidio y Conductas Autodestructivas: 8835-9232 acepscostarica@gmail.com
Asociación Mi Nueva Aurora (para personas cuyas vidas se han visto afectadas por la muerte de un ser querido): www.minuevaaurora.com


Gracias y que siga la Música!
Sasha