miércoles, 8 de julio de 2015

Conviviendo con moscas

Ellos ni las ven 
Ni las sienten ni las oyen 
Ni las miran ni las buscan
Pero ellas zumban y retumban
Viven y se sienten 

Ellos no las perciben 
No se si no  molestan o es costumbre 
No las ven irse o venir
Ni picar ni molestar 
Pero ellas caminan en sus manos
En sus rostros y en sus ojos

Había un niño pequeño que caminaba cantando 
Y tarareaba y murmuraba 
Pasó de frente, pasó de lado
Y nunca dejó de cantar

Lo miré de nuevo con su camisa grande, descalzo y alerta, 
serio, pero cantando
Me miró a los ojos como quien ordena una sonrisa
Salió corriendo y siguió cantando

Al llegar al mercado ahí estaba de nuevo, en brazos de su madre o alguna de las esposas de su padre, le regalé una sonrisa y ahí las vi de nuevo...

Y es que ellos no las ven, ni las sientes ni las oyen; pero en su rostro vivían cientos de moscas y entendí claramente entonces que el niño pequeño que caminaba cantando, y tarareaba y murmuraba solo evitaba que las moscas invadieran su boca. 


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